Entradas

, ,

Literatura. «Platero y yo». Juan Ramón Jiménez

 

Juan Ramón Jiménez. (1903). Joaquín Sorolla

Juan Ramón Jiménez. Poeta. Moguer, (Huelva), 24 de diciembre de 1881. San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958.
Premio Nobel de Literatura en 1956.


Sus padres eran comerciantes de vinos, producto que se llevaba la palma económica, en un municipio ante todo agropecuario, de unas 40.000 almas. Estudia con excelentes calificaciones en Huelva, y posteriormente en el Puerto de Santa María, Cádiz, donde obtiene el título de Bachiller en Artes. Se traslada a Sevilla en 1896. Entonces quiere a toda costa ser pintor. Sin embargo escribe sus primeras obras en prosa y en verso. Como siempre los padres, siempre previsores, preocupados, y miedosos, le imponen obligatoriamente la carrera de Derecho, que debe cursar y cursa, en la ciudad de Sevilla, sin embargo pronto la abandona, en 1899. Al año siguiente se traslada a vivir a Madrid, y pronto, omienza a publicar sus trabajos literarios. Se abre en su ser, una gran, oscura, y profunda sima, la depresión, que ya no lo abandonaría nunca, se instala cómoda en su vida, a raíz de la muerte de su padre ese mismo año de 1900, y como las desgracias nunca vienen solas, su familia se encuentra en la ruina, a causa de un crédito impagado a la banca.

Juan Ramón Jiménez con Zenobia Camprubí

En 1913 conoce a la que sería el gran amor de su vida, Zenobia Camprubí. Viajan a Nueva York en viaje de novios. Mientras tanto escribe y publica sus obras. En 1916 es director literario de nuevas ediciones en la Editorial Calleja. En la cainita guerra civil española, apoya a la República. A raíz, de la cruel y salvaje represión subsiguiente, se ve urgido, en la necesidad de exiliarse para salvar su vida. Primeramente viaja a Washington, como agregado cultural. Luego viajan a Cuba, y posteriormente se establecen en Miami. Nuevamente como algo baboso he impregnante se impone la depresión, por lo cual tiene que ser tratado hospitalariamente, lo que le sucederá recurrente, en diferentes momentos de su vida. Viaja por Argentina, Paraguay, y Puerto Rico. Donde da conferencias. También es docente.
En 1956 le es concedido el Premio Nobel de Literatura, pero su tristeza es mayor que su alegría, pues apenas 3 días después fallece Zenobia, pérdida,  de la que nunca se recuperará. Residiendo en San Juan de Puerto Rico, finalmente, fallece 2 años después que Zenobia.

Os dejo con una literatura exquisita, unos versos exquisitos, que se convirtieron en universales. Platero y yo, se publicó en una edición reducida en 1914, y en 1917, en una edición completa.

Portada de Platero y yo, de Ediciones Anaya

PLATERO Y YO

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel…

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra… Cuando paseo sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:

– Tien’ asero…

Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

Juan Ramón Jiménez

Literatura. «Platero y yo». Juan Ramón Jiménez

Platero y yo. Juan Ramón Jiménez. Literatura. Poesía. Poema