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Literatura. “Los cuatro jinetes de la Apocalipsis”

Los cuatro jinetes de la Apocalipsis. (1887). Viktor Vasnetsov

Los cuatro jinetes de la Apocalipsis.

Vicente Blasco Ibáñez. Novela (publicada en 1916). Extracto

“iMira!”, gritaba al poeta visionario con voz estentórea uno de los animales…Y aparecía el primer jinete sobre un caballo blanco. En la mano llevaba un arco y en la cabeza una corona: era la Conquista, según unos; la Peste según otros. Podía ser las dos cosas a la vez. Ostentaba una corona, y esto era bastante para Tchernoff.

“iSurge!”, gritaba el segundo animal removiendo sus mil ojos. Y del sello roto saltaba un caballo rojizo. Su jinete movía sobre la cabeza una enorme espada. Era la Guerra. La tranquilidad huía del mundo ante su galope furioso; los hombres iban a exterminarse.

Al abrirse el tercer sello, otro de los animales alados mugía como un trueno: “iAparece!” Y Juan veía un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano para pesar el sustento de los hombres. Era el Hambre.

El cuarto animal saludaba con un bramido la rotura del cuarto sello: “iSalta!” Y aparecía un caballo de color pálido. “El que lo monta se llama la Muerte, y un poder le fue dado para hacer perecer a los hombres por la espada, por el hambre, por la peste y por las bestias salvajes.”

Los cuatro jinetes emprendían una carrera loca, aplastante, sobre los cabezas de la humanidad aterrada.

Tchernoff describía los cuatro azotes de la tierra lo mismo que si lo viese directamente. El jinete del caballo blanco iba vestido con un traje ostentoso y bárbaro. Su rostro oriental se contraía odiosamente, como si husmease las víctimas. Mientras su caballo seguía galopando, él armaba el arco para disparar la peste. En su espalda saltaba el carcaj de bronce lleno de flechas ponzoñosas que contenían los gérmenes de todas las enfermedades, lo mismo las que sorprenden a las gentes pacíficas en su retiro que las que envenenan las heridas del soldado en el el campo de batalla.

El segundo jinete, el del caballo rojo, manejaba el enorme mandoble sobre sus cabellos, erizados por la violencia de lo carrera. Era joven, pero el fiero entrecejo y la boca contraída le daban una expresión de ferocidad implacable. Sus vestiduras, arremolinadas por el impulso del galope, dejaban al descubierto una musculatura atlética.

Viejo, calvo y horriblemente descarnado, el tercer jinete saltaba sobre el cortante dorso del caballo negro. Sus piernas disecadas oprimían los flancos de la magra bestia. Con una mano enjuta mostraba la balanza, símbolo del alimento escaso, que iba a alcanzar el valor del oro.

Las rodillas del cuarto jinete, agudas como espuelas, picaban los costados del caballo pálido. Su piel apergaminada dejaba visibles las aristas y oquedades del esqueleto. Su faz de calavera se contraía con la risa sardónica de la destrucción. Los brazos de caña hacían voltear una hoz gigantesca. De de sus hombros angulosos pendía un harapo de sudario. Y la cabalgada furiosa de los cuatro jinetes pasaba como un huracán sobre la inmensa muchedumbre de los humanos.

Literatura. “Los cuatro jinetes de la Apocalipsis”

Literatura. Los cuatro jinetes de la Apocalipsis. Vicente Blasco Ibáñez. Novela. Arte

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Víctor Serge. Escritor y Exiliado, burla, la amenaza alemana, en París

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Víctor Serge Escritor, 30-12-1890 Bélgica. 17-11-1947 México.

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. SERGE, BURLA, LA AMENAZA ALEMANA, EN PARÍS

París, Junio de 1940. Inmerso en aquel terrible caos de la huida, en ese terrible éxodo que provocó la invasión alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial, Victor Serge, milagrosamente encontró un taxi vacío en París. El escritor no huía solo, le acompañaban Laurette Sejourne (arqueóloga y etnóloga italiana residente en París  que posteriormente acabaría casándose con el escritor, en su exilio mexicano un año después), su hijo Vladimir y un amigo español.
Serge estaba angustiado. La última vez que había salido a dar un paseo por su PARIS amado, la nostalgia se apoderó de él, le impresionó profundamente la gran ciudad ahora amenazada y al llegar a casa escribio en su pequeña libreta:       
                 «Los objetos adquieren una significación nueva cuando los ves por última vez»
El Arco de Triunfo le pareció a Serge entonces un solo y triste monumento funerario.
¡En su huida Víctor tuvo una suerte infinita al encontrar un taxi libre! algo impensable en aquella enervante situación en la que todos buscaban un automóvil en el que salir de allí. Se dirigían los cuatro  hacia el sur, lejos del avance de las tropas alemanas que se encontraban a las puertas de París. El caos era descomunal. Victor Serge escribió:                                                                
      «La gente había olvidado que para el animal humano es tan natural esperar la masacre, huir por los caminos y esconderse en los bosques, como nacer, crecer, trabajar y morir de viejo»
Carreteras totalmente colapsadas, desesperación, incertidumbre, miedo. La riada de coches no avanzaba, todos huian de París a la vez. En las cunetas habia multitud de coches averiados o sin gasolina.
¡Sálvese quien pueda! Comenzaba una larga peregrinación para «un escritor exiliado, que ya había nacido en el exilio».

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LAS BOTAS DEL EJÉRCITO ALEMÁN PATEAN PARÍS

Eran las 5 y media de la madrugada del 14 de junio de 1940 cuando el ejército alemán entró en Paris, la ciudad estaba despierta y temerosa (nadie durmió aquella oscura noche).
Los vecinos que se habían quedado en la ciudad descorrieron los visillos con sigilo, miedo y curiosidad para ver al terrible monstruo, pero en el colmo de la maldad, solo vieron a aquellos jóvenes y limpios soldados alemanes, que desfilaban en perfecta y orgullosa formación, por las amplias avenidas de la magnífica capital rendida.

DE NUEVO EL EXILIO

Después de muchos problemas, autorizaciones, documentos y de un largo periplo, Víctor Serge finalmente consigue llegar a Mexico donde por fin es admitido como refugiado político y donde consigue la estabilidad necesaria para seguir escribiendo.
Seis años después  fallecería en un Taxi, oficialmente de un ataque al corazón aunque también se rumoreó que pudo ser envenenado por agentes de Stalin.

ANARQUISTA Y REVOLUCIONARIO

VÍCTOR SERGE, nació en BRUSELAS en una familia ruso polaca  y murió en MEXICO en el exilio. Aparte de Escritor, fue: Revolucionario, Anarkista, Disidente,  Exiliado y sobre todo… Valiente.
Su hermana, su suegra, su cuñada y dos de sus cuñados murierón en prision a causa de las terribles purgas de Stalin, aún así él nunca renegó de sus ideas que hizo públicas  y se salvó por muy poco.

Víctor Serge. Segunda Guerra Mundial. Escritor y Exiliado, burla a la amenaza alemana en París.

Literatura. Víctor Serge. Escritores. Segunda Guerra Mundial. Exiliado. París. México.

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Arte. García Lorca, Agosto 1936. «Cuneta». Mixta/Tabla. Tomás Bartolomé

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García Lorca. Agosto 1936. «Cuneta». Tomás Bartolomé. Técnica mixta sobre tabla. 2015.

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Detalle de la Pintura

Pintura inspirada, en los desgraciados sucesos ocurridos en la provincia de Granada, el mes de agosto de la atormentada España de 1936. El poeta yace muerto en la cuneta del Camino de Alfacar, cerca de la Fuente Grande, junto a él un maestro de pueblo y dos banderilleros.

Federico García Lorca Fuente Vaqueros, 5 de junio de 1898-camino de Víznar a Alfacar, 18 de agosto de 1936.

Fue un poeta, dramaturgo y prosista español, perteneciente a lo que se denomina Generación del 27 y en la que se incluyen escritores como:

Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.

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La luna nueva lloró sangre 

Madrugada del mes de Agosto de 1936, corazones negros en brillantes coches negros, el oficial de la patrulla luce su pistola Astra, en una reluciente cartuchera negra que brilla débilmente como el charol bajo la luna nueva estival, en un cielo claro, aun lleno de estrellas, los números, portan fusiles de asalto Mauser; ellos pusieron la sangre y el odio, y lo mezclaron con el sabor salado de las lagrimas. Yace el poeta abatido, asesinado a sangre fría en las proximidades, de un pueblo; de un pueblo, como otros a los que él tanto amó, uno como cualquiera de aquellos pueblos, a los que acercaba la cultura, con su teatrillo genial; junto a él un maestro de pueblo y dos banderilleros.

“El Crimen fue en Granada”

El Crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

Antonio Machado

Pintura. García Lorca, Agosto 1936. «Cuneta». Técnica mixta sobre tabla. 2015. Tomás Bartolomé.

Pintura. García Lorca. Agosto 1936. «Cuneta». Tomás Bartolomé. Pintores. García Lorca.  Muerte García Lorca. Literatura. Crimen,  Antonio Machado.

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Edgard Allan Poe. El Retrato Oval. Belleza, que en mala hora amó al pintor

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Foto by TbART

Edgard Allan Poe. Boston 1809. Baltimore 1848.

EL RETRATO OVAL. 1842. (FRAGMENTO).

Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él.

Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el ARTE  sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el ARTE, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado.

Terrible impresión causó a la dama oír al PINTOR hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso.

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El pintor y la modelo. 1963. Pablo Picasso.

El ARTISTA cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él.

Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el PINTOR, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día tornábase más débil y desanimada.

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Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del PINTOR, y del profundo amor que su modelo le inspiraba.

Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el PINTOR había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado.

Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse.

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Calavera. Van Gogh

Y entonces el PINTOR, dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado. Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el TERROR, y gritó con voz terrible: «¡En verdad, esta es la vida misma!» Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta!»

Edgard Allan Poe

Edgard Allan Poe. El Retrato Oval. Era una joven de peregrina belleza, que en mala hora amó al pintor y se desposó con él.

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Lovecraft. El que acecha en el umbral. Seres borbojeantes, habitan

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Dibujo del propio Lovecraft fechado el año de su muerte. 1937.

Howard Philips Lovecraft, 1890 Providence USA. Fallece en 1937 en Providence con 47 años.

Mientras lo leas te sentirás desasosegado. Y no sólo mientras lo leas. El texto es impregnante y baboso, como esos seres borbogeantes, que habitan en sus novelas. ¡Te hace sentir miedo!

El que acecha en el umbral. Magnífico titulo, «El que acecha en el umbral», de la cordura; la estrecha línea que separa dos abismos. El ataque a lo convencional, a lo que ya conocemos; de no se sabe que. Mórbida aura de desasosiego… Angustia.

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Dibujo en una página del libro. By TbArt

Preparaos ahora, para una pequeña dosis de terror:

– El protagonista de la novela se encuentra en casa de su primo en Dunwich donde lleva a cabo unas investigaciones.

«EL QUE ACECHA EN EL UMBRAL». HOWART PHILIPS LOVECRAFT

¿No te parece que es un poco temprano para que las ranas croen de esa forma?  pregunté.

Aquí no. Contestó secamente, como queriendo poner fin al asunto.

Yo no tenía deseo alguno de continuarlo, pues sentía como sí mi primo se convirtiese ante mis propios ojos en un ser cada vez más extraño, cuya hostilidad se despertaba con extremada facilidad  y que podía en cualquier momento despedirme de su casa.

Con gusto me hubiera yo alejado de ella, pero mi deber me imponía permanecer a su lado todo el tiempo que fuera posible.

Aquella velada pasó en medio de un silencio molesto, y aproveché la primera oportunidad para retirarme a mi dormitorio. El instinto me advertía que valía más que a aquellas horas no me pusiera a estudiar los viejos libros de la biblioteca, por lo tanto tomé el periódico del día anterior que había comprado en Arkham, y me instalé en mi cuarto para leerlo, pero no fue una decisión acertada, ya que el periódico contenía un comentario anónimo en la página editorial en un espacio consagrado a cartas de los lectores, donde se decía que una mujer anciana en Dunwich había sido despertada varias veces durante la noche por la voz de Jason Osborne.

Ahora bien, Osborne era una de las víctimas desaparecidas cuyos cuerpos habían sido encontrados durante el invierno; había desaparecido poco antes de  mi llegada a casa de Ambrose la primera vez; y la autopsia demostró que Osborne fue sometido a grandes cambios de temperatura donde había estado; pero aparte de eso y el extraño desgarramiento de su carne, nada se había descubierto que pudiera indicar la causa de su muerte.

La carta anónima no había sido escrita por una persona de gran educación, y aseguraba que el cuento de la anciana había sido «acallado» porque «parecía increíble» y proseguía algún tiempo describiendo cómo la anciana se había levantado y contestado y buscado en vano la procedencia de la voz que había oído con tanta claridad, decidiendo, finalmente, que venía de algún lado «junto a ella, o del espacio, o tal vez del mismo cielo».

Howard Philips Lovecraft, 1890 Providence USA. Fallece en 1937 en Providence con 47 años.

Lovecraft. El que acecha en el umbral. El texto es impregnante y baboso como esos seres borbojeantes que habitan sus novelas.

Lovecraft. El que acecha en el umbral. Escritores. Literatura. Novela. Miedo. Terror. 

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Literatura. “Los ojos verdes”. Gustavo Adolfo Bécquer

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer. (1862). Valeriano Bécquer (su hermano, 2 años mayor que él).

El padre de ambos, fue, el también pintor, José Domínguez Bécquer. Eran 7 hermanos. Cuando Gustavo Adolfo Bécquer, tenía 10 años, tristemente, ya todos eran huérfanos de padre y madre.

Gustavo Adolfo Bécquer. Sevilla 17 de Febrero de 1836. Madrid, 1870, (tuberculosis a los 34 años de edad). Es uno, de los más importantes y leídos escritores españoles. Cultivó la poesía alcanzando, la más altas cimas del Romanticismo. Su prosa  también es de una calidad excepcional.

HORFANDAD Y MUERTE

Huerfano muy pronto. Solo tenía 5 años, cuando José María Domínguez, su padre, que era pintor, y descendía de la nobleza holandesa, fallecía, a la temprana edad de 35 años.  Bécquer tenía 7 hermanos; de ellos, él, era de los más jóvenes, había nacido el quinto. Cuando murió su madre, Joaquina Bastida, nuestro protagonista era un niño, de tan solo 10 años. Gustavo Adolfo Bécquer, fallecería también tempranamente, todos su hermanos menos, 2,  ya habían abandonado mortalmente, la fugaz vida terrenal.

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Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte. Vicente Palmaroli. Óleo de 1870 el año de su deceso.

El escritor español del Romanticismo, que más nos aportó a todos en el arte del amor, tacañamente, solo estuvo entre sus contemporáneos 34 años, y enseguida después de su fallecimiento, sus espirituales versos se hicieron universales, y pasaron…, de boca a boca, de corazón, a corazón.

Los primeros estudios los realizó Gustavo Adolfo Bécquer, en San Antonio Abad y después, y con la intención de ser marino, en San Telmo, pero el colegio cerró, y el rumbo de los vientos siempre caprichosos, rolaron súbitamente, en otra dirección. Bécquer, tras la muerte de su madre se había quedado huérfano de padres, y los diferentes hermanos y él mismo, se dispersaron y acomodaron, en otros lugares…, en otras vidas.

MANUELA MONEHAY, ÁNGEL Y MADRINA

Su madrina, se había casado en la madurez tardía, y no tenía hijos, poseía un comercio; Manuela era una mujer culta, no en vano poseia una extensa biblioteca, donde nuestro joven Bécquer, incansable, pudo leer durante unos dos años, todo lo que le permitió la dictadura del tiempo. Primeramente Manuela Monehay, creyó  que lo más conveniente para su ahijado, era que aprendiera el oficio, que ella misma realizaba, mas pronto se dio cuenta, de que el muchacho no era de su mismo parecer, y teniendo en cuenta la ocupación del ya extinto padre, decidió matricularle en clases de pintura con Cabral Bejarano, pero Bécquer pronto abandonaría esta formación, para irse al estudio de pintura de su tío, Joaquín, tambien pintor .

BÉCQUER POETA

Las clases de pintura en el taller de su tío Joaquín, fueron decepcionantes, y al no satisfacer sus propias expectativas, y bajo los auspicios de su tío, que un día le dijo, » Tu no serás nunca un mal pintor sino un mal literato», Bécquer, decidió abandonar definitivamente, los pinceles por la literatura. En  uno de sus paseos con sus amigos por la vega del Guadalquivir, empezó en él un pensamiento muy fuerte, una revelación y una obsesión recurrente, la de marchar a Madrid y conquistar allí, con la literatura. los laureles del éxito…

-«Cuando yo tenía catorce o quince años, y mi alma estaba enchida de deseos sin nombre, y de esa esperanza sin limites, que es la más preciada joya de la juventud, cuando yo me juzgaba poeta»

Y sí, se hizo poeta, y de los más grandes, pero no solo escribió poesia. Seguidamente, una pequeña muestra de la enorme categoría de Gustavo Adolfo Bécquer, también como prosista.

LEYENDAS. LOS OJOS VERDES. Herido va un ciervo que escapa. (Escena, Fragmento).

LOS OJOS VERDES

-¡Alto… ! ¡Alto todo el mundo! – gritó Iñigo entonces -. Estaba de Dios que había de marcharse.

Y la  cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles refunfuñando, dejaron la pista a la voz de los cazadores. En aquel momento se unía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.

¿Que haces? – exclamó, dirigiéndose a su montero, y, en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos. – ¿Que haces imbecil?  ¡Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque! ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos?

– Señor – murmuró Iñigo entre dientes – es imposible pasar de este punto.

–  ¡Imposible! ¿Y por qué?

– Porque esa trocha – prosiguió el montero – conduce a la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salveréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Pieza que se refugia en esa fuente misteriosa, pieza perdida.

–  ¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador… ¿Lo ves… ?, ¿lo ves … ? Aún se distingue a intervalos desde aquí… las piernas le fallan, su carrera se acorta; déjame … déjame… suelta esa brida, o te revuelco en el polvo… ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y, si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitantes.

¡Sus, «Rélampago»! ¡Sus, caballo mío! Si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro.

Caballo y jinete partieron como un huracán.

Iñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados.

El montero exclamó al fin :

– Señores, vosotros lo habéis visto;  me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerle. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí en adelante, que pruebe el capellán con su hisopo.

Siempre quiso escribir  Bécquer, LOS OJOS VERDES  y no solo escribir, también pensó que un día quería pintar aquello que había escrito. Desgraciadamente, no pudo ser.

Literatura. Leyendas. Los ojos verdes. Gustavo Adolfo Bécquer

Literatura. Gustavo Adolfo Bécquer. Bécquer. Escritores. Leyendas. Los ojos verdes. Romanticismo

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Literatura. Larra. Escritor, romantico y enamoradizo

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Mariano José de Larra. Madrid 24 de marzo de 1809. Madrid 13 de febrero de 1837.

El Figaro, Duende, Bachiller, El Pobrecito Hablador…

Fueron algunos de los seudónimos que utilizaba el escritor y con ellos firmaba sus ácidas críticas.

Mariano José de Larra, hijo de un médico madrileño afrancesado, por lo que la familia tuvo que exiliarse a Francia siguiendo en su huida a «Pepe Botella» (José Bonaparte), hermano de Napoleon y Rey de España, cuando este abandona Madrid después del levantamiento español, contra el ejército frances; entonces Larra, sólo tenía 4 años…, y su padre había ejercido como cirujano al lado de las tropas francesas.

Tenía 9 años cuando él y su familia regresaron a Madrid. Habían permanecido cinco años en el exiio, hasta que finalmente fueron amnistiadados por el Rey Fernando VII. El padre del escritor ya políticamente rehabilitado, comenzó de nuevo a ejercer su profesión, y fue el médico personal de Francisco de Paula, hermano del rey.

Contaba 19 años Larra, cuando edita su propia publicación literaria; son una serie de cuadernos, donde el escritor usando la crítica, satiriza a la sociedad, y la política.

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Larra. Dibujo/Tinta/Papel. By TbArt

Firmaba, Mariano Jose de Larra, como «El duende satírico del día». Es por entonces, un dandy en su manera de vestir. Bohemio, mujeriego, y enamoradizo, se complicaría siempre, con amores imposibles, lo que le provocó a menudo un gran sufrimiento emocional. Tal vez este sufrimiento, haya sido el gran generador, y la llama creativa, del que está considerado, como uno de los escritores románticos más importantes, de las letras ibéricas.

Su vida doméstica 

«Con 20 años el escritor se casa con Josefa wetoret, sería un gran error». No tardarían mucho tiempo en separarse. Tuvieron tres hijos.

El escándalo pasa a escena

Solo un año después de su boda con Josefa Wetoret, Larra, conoce a Dolores Armijo.

Dolores Armijo está casada, y es la esposa del hijo de un conocido abogado de la época, aún así, se convierten en amantes, y reconoce el madrileño, que está trastornado por la bella, culta y refinada, aunque un poco, cursi, miedosa, y aburguesada dama, que fatalmente, nunca acaba de decidirse.

¡El artista sufre y crea!

Entonces aumenta la tensión y el pistón sube y baja frenéticamente desbocado.

La relación se convierte en algo tormentoso, y el morbo, como un algo baboso y excitante, en línea de lo que siempre busca el autor en el amor, impregna todos sus sentidos. En 1884 Mariano José de Larra se separa de su legítima  mujer, Josefa Wetoret, con la que tiene dos hijos y uno que viene en camino. Dolores Armijo también se separa de su marido, que es hijo del importante abogado marileño, Cambronero.

«Cambronero» el marido de Dolores Armijo es destinado a Manila, Filipinas, donde ocupa un alto cargo de funcionario; mientras tanto ella se retira a su casa de Extremadura, para después establecerse en Ávila, donde vive en casa de un tío suyo. Mariano José de  Larra se encuentra  fuera de España visitando varías capitales europeas. A su regreso el escritor continúa frecuentando a Dolores Armijo, pero ella está llena de dudas. Finalmente Dolores confusa y asustada, decide volver con su marido, solo dos años después de su separación.

LA TRAGEDIA ESTÁ SERVIDA

Cerca del Palacio Real en la calle Santa Clara, de Madrid, habita nuestro protagonista y hacía allí se dirige un día frío y lluvioso, mediando el mes de febrero, Dolores Armijo con una de sus cuñadas; juntas atraviesan la Plaza de Oriente y suben al tercer piso, ya en la casa del artista, Dolores, su prenda más amada, su bien más preciado, le comunicará al escritor, algo que este, no podrá soportar… Su decisión final, e irrevocable, de regresar junto a  su esposo.

El mazazo resulta ser definitivo…

DESENLACE SUICIDIO

No habían llegado Dolores Armijo y su cuñada muy lejos, cuando un estremecimiento caló a las dos mujeres hasta los tuétanos, un violento calambre las sacudió de arriba abajo; hasta las rodillas acusaron la flojera. Algo oyeron que parecía un tiro, y temblaron de frío… De repente, y como si de un mal presentimiento se tratara, al unísono, volvieron las cabezas hacia la casa del triste enamorado. Larra yacía en ese mismo momento muerto, en el suelo de la sala de estar de su vivienda. Sobre un gran charco de sangre, descansaba ahora la laureada cabeza del insigne escritor, uno de los máximos representantes del romanticismo español. Mariano Jose de Larrra se disparó un tiro en la sien derecha, sólo tenía 27  años. Había nacido en Madrid en 1809. Se suicidaba por un amor no correspondido.

En Vuelva usted mañana, LARRA escribe…

«Lector de mi alma te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue por pereza» iParece que desgraciadamente, el escritor al fin, terminó venciendo, al tan común pecado capital!

Mariano Jose de Larra se suicidó a los 27 años, ¿Porque lo hizo?

Mariano José de Larra. Larra. Literatura. Románticismo. Escritor. Escritores. Suicidio. Madrid, Dolores Armijo

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El Retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde. Terror Gótico

EL TESORO DE BUBU. (2010). ALBERTO GARCÍA-ALIX

The Picture of Dorian Gray (El Retrato de Dorian Gray o El Cuadro de Dorian Gray). 1890. Oscar Wilde. Novela. Terror Gótico.

Glosa el valor intrínseco de la juventud y de la belleza.

Muestra la decadencia de una sociedad (la victoriana) enferma de cinismo, y aferrada a las formas, los convencionalismos, y la condena. La novela dio que hablar, en ella, existe una relación entre amigos, que deja entrever, algo más que una amistad, es así de esta manera, tristemente utilizada, en el juicio contra O W, (O. W. Es juzgado y condenado a 2 años de trabajos forzados por actos deshonestos), donde partes de la misma, son leídas públicamente en la celebración del horrible pleito, como prueba de la homosexualidad del escritor, un delito que entonces llevaba aparejado, un gemelo carcelario.

La novela, nos cuenta una historia llena de belleza, dañada de enfermas miasmas putrefactas. Las dos caras de una misma moneda, el Yin, y el Yang…

Un Pintor pinta un cuadro, que enseguida se revela como su obra cumbre, su obra maestra, mas no sabe que todos sufrirán por ello…, pagarán por ello un alto precio. En cuanto a las formas, todo comienza de una manera amena y elegante, todo paz y zen, mas estallará la tormenta repentinamente, y entonces lo podrido se podrá ver claramente, saldrá a la superficie, y es repugnante. Ni siquiera el bello y joven Dorian, el ufano retratado tan pagado de si mismo, percibe un mínimo presagio; así pues, sin hacer un juramento ni una petición formal, comenta, que daría lo que fuera por permanecer eternamente joven (Fausto se muestra pronto).

Dorian Gray, incluso llega a besar narciso, sus propios labios en la pintura del retrato aun fresco; donde cautivado, se mira en el manso lago, y absorto, observa su bello rostro, reflejado en el agua clara ¡Podía estarse así eternamente! Pero no… ¡Él necesita reconocimiento!

Personajes principales de la novela:

Basil Hallward, pintor y amigo de Dorian
Lord Henry Wotton, amigo crapula de Dorian y Hallward
Dorian Gray, protagonista de la novela.

El Pintor sabe que ha creado una gran obra maestra, y que este magnifico logro, se lo debe en gran parte a Dorian, entonces, en el salón de su casa, en la que también se encuentra su amigo lord Henry Wotton, enseña emocionado el cuadro aun reciente, a su amigo, a su joven y bello modelo… Veamos lo que sucede entonces.

EL RETRATO DE DORIAN GRAY. (Fragmento),

-¿No te gusta? -Exclamó Hallward al fin, un tanto herido por el silencio del muchacho y sin, entender lo que este hecho significaba.
Por supuesto que le gusta -dijo lord Henry-. ¿A quién no le gustaría? Es una de las cumbres del arte moderno. Te daré lo que me pidas por él. Tiene que ser mío.
-No es de mi propiedad, Harry.
-A quien pertenece?
-A Dorian por supuesto.
-Es alguien muy afortunado.
-¡Que triste es! -Murmuró Dorian con la vista aún clavada en su propio retrato-. ¡Que triste es! Me haré viejo, desagradable, y repulsivo. Pero este retrato seguirá siendo siempre joven. Nunca será más viejo que en este día de junio. ¡Ojalá fuera al revés! ¡Que yo pudiera ser siempre joven y el cuadro el que fuera envejeciendo! ¡Así es; no hay nada en el mundo que no diera a cambio!
A ti no te gustaría demasiado ese acuerdo, Basil -Exclamó lord Henry riendo-, Serían líneas muy duras para ti.
-Me opondría muy encarecidamente, Harry.
Dorian Gray se volvió y lo miró.
-Creo que lo harías, Basil. Pones tu arte por encima de tus amigos. No soy para ti más que una estatua de bronce. Quizás menos que eso, me atrevería a decir.
Hallward miraba estupefacto. Era tan impropio de Dorian hablar así. Que había ocurrido? Parecía casi furioso. Tenía el rostro encendido y las mejillas le ardían.

Literatura. El Retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde. Terror Gótico

Escritores. Novela. Terror Gótico. El retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde. Wilde. Literatura. Belleza. Juventud. Retrato. Fausto. Narcisismo. Arte

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La Máscara de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre

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Detalle de una obra de Marty Bolonio. Foto ByTbart

Edgard Allan Poe. Boston, Massachusetts, 19 de enero de 1809.  Baltimore, Maryland. 7 de octubre de 1849.

La Máscara de La Muerte Roja. 1842

Seguidamente una pequeña muestra de la calidad literaria de este maestro del Terror/Miedo.
Un cuento del genial y atormentado Edgard Allan Poe… La  Máscara de la Muerte Roja.
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Calavera. Van Gogh
LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA.

Edgard Allan Poe

Mas otra vez tañe el reloj que se alza en el aposento de terciopelo. Por un momento todo queda inmóvil; todo es silencio, salvo la voz del reloj. Los sueños están helados, rígidos en sus posturas. Pero los ecos del tañido se pierden -apenas han durado un instante- y una risa ligera, a medias sofocada, flota tras ellos en su fuga.

Otra vez crece la música, viven los sueños, contorsionándose al pasar por las ventanas, por las cuales irrumpen los rayos de los trípodes. Mas en la cámara que da al oeste ninguna máscara se aventura, pues la noche avanza y una luz más roja se filtra por los cristales de color de sangre; aterradora es la tiniebla de las colgaduras negras; y, para aquél cuyo pie se pose en la sombría alfombra, brota del reloj de ébano un ahogado resonar mucho más solemne que los que alcanzan a oír las máscaras entregadas a la lejana alegría de las otras estancias. 

Congregábase densa multitud en estas últimas, donde afiebradamente latía el corazón de la vida. Continuaba la fiesta en su torbellino hasta el momento en que comenzaron a oírse los tañidos del reloj anunciando la medianoche. Calló entonces la música, como ya he dicho, y las evoluciones de los que bailaban se interrumpieron; y como antes, se produjo en todo una cesacion angustiosa. Mas esta vez el reloj debía tañer doce campanadas, y quizá por eso ocurrió que los pensamientos invadieron en mayor número las meditaciones de aquellos que reflexionaban entre la multitud entregada a la fiesta.

Y quizá también por eso ocurrió que, antes de que los últimos ecos del carrillón se hubieran hundido en el silencio, muchos de los concurrentes tuvieron tiempo para advertir la presencia de una figura enmascarada que hasta entonces no había llamado la atención de nadie. Y, habiendo corrido en un susurro la noticia de aquella nueva presencia, alzóse al final un rumor que expresaba desaprobación, sorpresa y, finalmente, espanto, horror y repugnancia. En una asamblea de fantasmas como la que acabo de describir es de imaginar que una aparición ordinaria no hubiera provocado semejante conmoción.

El desenfreno de aquella mascarada no tenía límites, pero la figura en cuestión lo ultrapasaba e iba incluso más allá de lo que el liberal criterio del príncipe toleraba. En el corazón de los más temerarios hay cuerdas que no pueden tocarse sin emoción. Aún el más relajado de los seres, para quien la vida y la muerte son igualmente un juego, sabe que hay cosas con las cuales no se puede jugar. Los concurrentes parecían sentir en lo más hondo que el traje y la apariencia del desconocido no revelaban ni ingenio ni decoro.

Su figura, alta y flaca, estaba envuelta de la cabeza a los pies en una mortaja. La máscara que ocultaba el rostro se parecía de tal manera al semblante de un cadáver ya rígido, que el escrutinio más detallado se habría visto en dificultades para descubrir el engaño. Cierto, aquella frenética concurrencia podía tolerar, si no aprobar, semejante disfraz. Pero el enmascarado se había atrevido a asumir las apariencias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, aparecían manchados por el horror escarlata.

La Máscara de la Muerte Roja. Pero el enmascarado se había atrevido a asumir las apariencias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, aparecían manchados por el horror escarlata. Edgard Allan Poe

Edgard Allan Poe. Alan Poe. Poe. Literatura. Escritores. Terror. La Máscara de la Muerte Roja. Miedo.

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Boris Vian. El arrancacorazones, “Me pagan con vergüenza y oro”

BORIS VIAN

BORIS VIAN. DIBUJO By TbArt

Boris Vian. París 1920 – 1959

El arrancacorazones es una novela llena de un surrealista humor negro, en ella Boris Vian, satiriza con su literatura los comportamientos estereotipados, que a menudo trata de imponermos la sociedad. Boris Vian proclama un acto de rebeldía contra cualquier forma de alienacion humana, como a veces pueden ser, el trabajo, la religion…, o el aburrimiento.

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Boris Vian. 1950. Foto de Roland d’Ursel

El arrancacorazones.1953

El protagonista es Jacquemort, un psiquiatra que habita un lugar surrealista, en un Ambiente Mágico. El médico sale al encuentro de pacientes, para asi poder sentir, (Jacquemort está vacío de sentimientos pues carece de emociones), aunque sea en los demás, lo que para él está vedado.

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Estudio del Papa Inocencio X de Velázquez. (1953). Francis Bacon/Contemporáneo

Los sucesos acaecen de la siguiente manera… El doctor está pasando unas vacaciones, y acaba de llegar al poblado.

Ángel y Clementine, vecinos de la aldea donde se encuentra Jacquemort, felizmente esperan descendencia, casualmente, el doctor pasa por la puerta de la vivienda de Clementine, cuando esta se pone de parto. Al no haber más médico en el pueblo, Jacquemort aunque es psiquiatra, asiste a la asustada Clementine en el alumbramiento. Ángel y Clementine finalmente, son felizmente padres de trillizos. (Joël, Noël, y Citroën).

Después del parto, Angel (marido de Clementine), agradecido, ofrecerá a Jacquemort la hospitalidad de su vivienda y el trastornado médico aceptará.

Dias más tarde del acontecido suceso… Jacquemort que se muestra peligrosamente encantador se dirige raudo a la iglesia con la intención de visitar al cura para hablar sobre la ceremonia del domingo, pues ese señalado dia, debe oficializarse sacramentalmente, el bautizo de los trillizos.

Se dirigía a la iglesia Jacquemort, para ello tuvo que rodear el Arroyo Rojo, cuando súbitamente, apareciendo de la nada, vió una pequeña barca, y en ella a su barquero.

Prepárense, comienza el relato, les dejo con una mínima muestra, de la grandeza de este original escritor insuficientemente valorado…

NOVELA. EL ARRANCACORAZONES (1953)

Estaba trabajando, dijo el hombre. La gente tira las cosas muertas al agua para que yo las recoja. Con los dientes. Me pagan por eso.

Pero si una red serviría dijo Jacquemort. Sentía una especie de inquietud, como si estuviera hablando con alguien de otro planeta. Sensación que todos conocemos, claro está, claro está.

Tengo que recogerlas con los dientes, dijo el hombre. Lo que esta muerto o lo que está podrido.

La gente lo tira para eso. A veces dejan que las cosas se pudran sólo para poder tirarlas.

Y tengo que recogerlas con los dientes. Para que me revienten en la boca. Para que me infecten la cara.

¿Y le pagan mucho por eso? Preguntó Jacquemort.

Me proporcionan la barca, dijo el hombre y me pagan con vergüenza y oro.

Al oír la palabra Vergüenza, Jacquemort no pudo evitar una expresión de disgusto, que en seguida lamentó.

Tengo una casa, dijo el hombre, que se había percatado del gesto de Jacquemort y sonreía.

Me dan de comer. Me dan oro. Mucho oro. Pero no lo puedo gastar. Nadie quiere venderme nada. Tengo una casa y mucho oro, pero tengo que digerir la vergüenza de todo el pueblo.

Me pagan para que tenga remordimientos en su lugar.

Por todas sus maldades e impiedades. Por todos sus vicios. Por sus crimenes. Por la feria de viejos. Por los animales que torturan. Por los aprendices.

Por todas las inmundicias.

 

Boris Vian. «El arrancacorazones». Me proporcionan la barca y me pagan con vergüenza y oro.

El arrancacorazones. Boris Vian. Literatura. Escritores. Jacquemort. Tomás Bartolomé.