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Cine. «Déjame entrar». Una deconstrucción vampirica. Tomás Bartolomé.

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Cine. Película. Déjame entrar. 2008. Director. Tomas Alfredson. Suecia.
Es una película, reconocida y premiada, mas no lo suficiente, tal vez sea por ser una producción sueca alejada, de los proyectos mastodonticos de la industria U.S.A. La película está basada en una novela (2004), del escritor John Ajvide, que también es el guionista del Film.

No hay que confundir esta película con un remake USA del 2010, del mismo titulo, realizado poco después, y que realmente es una copia estadounidense para el mercado mundial, y que aunque no está mal, pierde algo y ese algo, resulta ser definitivo.

Déjame entrar, se sitúa en los años 80 en un suburbio de la ciudad de Estocolmo donde nuestros protagonistas son vecinos. Ella es una niña de pelo largo y negro ligeramente ondulado, él, un chico de 12 años rubio y delgado. Los dos se sienten solos.

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La vampira «Eli» y su amigo.

VAMPIRICA HISTORIA DE AMOR 

Ella (Eli) es una vampira (con todo lo que esto conlleva) sólo sale por las noches, el sol y la luz, le son mortales, los cristales de las ventanas de su casa, están siempre tapados con cartones para que no entre luz. Eli, vive en su piso con un señor mayor, también vampiro y acuciado siempre, por la imperante necesidad de conseguir el líquido de color rojo y negro, que ambos tanto necesitan.

Eli tiene, doce años, doce eternos años; solo doce,  por muchos, de cansancio, y necesaria depredación. Eli la vampira parece un niña de 12 años, pero claro solo lo parece. ¡Lleva viviendo una eternidad! 

Él (Óscar) es, un chico de doce años, callado y doliente, acosado en el colegio, por un compañero matón y sus amigos; más tarde nuestro protagonista, se vengará.

Los dos coinciden circunstancialmente, en el portal de su bloque de viviendas, y se hacen amigos. Para Óscar, «Eli» la vampira, es diferente y misteriosa, además nunca tiene frío. Se enamoran; pero tristemente ella sabe, que es un amor imposible. Su cara refleja una enorme tristeza. (La interpratacion de Lina Leanderson «Eli»  debería haber sido premiada).

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Foto. La película transita sostenid,  por un ambiente de calma, en el que suceden hechos terribles.

La fotografía contribuye a crear una calma tensa, en la que parece que no pasa nada, pero en la que pronto sucederá algo horrible, mientras tanto, rodeados de nieve, contrariamente, todo parece nítido, claro, blanco, puro, y luminoso.

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Foto. Óscar y Eli en el pequeño parque de su barrio.

Destaca el tratamiento de la luz en los escenarios urbanos, solitarios y nocturnos, en que se desarrolla gran parte de la película; siempre con la luminosa y blanca nieve de telon de fondo.

Los efectos especiales también rayan a gran altura. En los ataques de los vampiros a sus víctimas, hay una escena muy impactante en la qué una mujer que ha sido anteriormente,  mordida por un vampiro, es atacada con fiereza demoniaca por sus propios, y mansos (hasta entonces), gatos, la acción se sitúa en  la sala de estar de su propia vivienda  y en presencia de su marido alcohólico, y un amigo… ¡En esta secuencia los efectos especiales son magistrales! «Son para no perdérselos; para guardarlos»

¿Quieren saber sí la historia de amor tiene un final feliz?…

Desde qué la vi cuando la estrenaron, no paro de recomendarla. Si no la has visto, te la estas perdiendo. «Déjame entrar» película sueca, de Tomas Alfredson.

Cine. «Déjame entrar». Una deconstrucción vampirica.  Tomás Bartolomé.

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