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Literatura. Diez negritos. Agatha Christie. Diez negritos fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve

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Diez negritos. Ten litte niggers. Novela. 1939. Agatha Christie

Agatha Christie. Torquay. Reino Unido. 15 de septiembre de 1890. Wallingford. Reino Unido. 12 de enero de 1976.

Es la Novela de Misterio más vendida de la historia

Desafortunadamente, y por asuntos derivados de la discriminacion a los otros, el título Ten little niggers del poema original (era una canción infantil), fue sustituido primeramente por Ten little indians, (Diez indiecitos) en lo que parece un desquiciado afán humano, de volver a tropezar una vez más con la misma piedra, y finalmente, y más acertadamente, por Ten little soldier (Diez soldaditos). En primer lugar os muestro el poema en inglés, en la que está basada la novela, y después en español…

TEN LITTLE NIGGERS

Ten little niggers went out to dine;
One choked his little self and then there were nine.

Nine little niggers sat up very late;
One overslept himself and then there were eight.

Eight little niggers  traveling in Devon;
One said he’d stay there and then there were seven.

Seven little niggers chopping up sticks;
One chopped himself in halves and then there were six.

Six little niggers playing with a hive;
A bumblebee stung one and then there were five.

Five little niggers going in for law;
One got in Chancery and then there were four.

Four little niggers going out to sea;
A red herring swallowed one and then there were three.

Three little niggers walking in the zoo;
A big bear hugged one and then there were two.

Two little niggers sitting in the sun;
One got frizzled up and then there was one.

One little niggers left all alone;
He went out and hanged himself and then there were none.

DIEZ NEGRITOS

Diez negritos se fueron a cenar;
uno se asfixió y quedaron nueve.

Nueve negritos estuvieron despiertos hasta muy tarde;
uno se quedó dormido y entonces quedaron ocho.

Ocho negritos viajaron por Devon;
uno dijo que se quedaría allí y quedaron siete.

Siete negritos cortaron leña;
uno se cortó en dos y quedaron seis.

Seis negritos jugaron con una colmena;
una abeja picó a uno de ellos y quedaron cinco.

Cinco negritos estudiaron Derecho;
uno se hizo magistrado y quedaron cuatro.

Cuatro negritos fueron al mar;
un arenque rojo se tragó a uno y quedaron tres.

Tres negritos pasearon por el zoo;
un gran oso atacó a uno y quedaron dos.

Dos negritos se sentaron al sol;
uno de ellos se tostó y sólo quedó uno.

Un negrito quedó sólo;
se ahorcó y no quedó… ¡ninguno!

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Basandose en este poema, y canción infantil Agatha Christie, escribió una magnifica obra, que fue llevada al cine. Luego se han realizado otras adaptaciones cinematográficas, la primera fue, «And then there were none» (y no quedó ninguno), dirigida por Rene Clair en 1945.

Esta es la sinopsis de uno de los films, de lo que primeramente fue un poema anónimo…

Cine. The little indians. Alan Birkinshaw. 1989.

Un Juez, una Institutriz, un Aventurero, un viejo General, una Solterona, un Play Boy, un Médico, un Detective Privado, antes policía, y un Matrimonio que serán sus mayordomos, (en total 10 personas), terminarán aisladas en la Isla del Negro, en la region de Devon en las costas inglesas, donde han sido invitados a pasar unas vacaciones en una mansión de lujo, aunque ninguno sabe muy bien, de quien ha partido la invitación, y porqué méritos son invitados. Codiciosos, todos aceptan. Pronto las condiciones metereologicas cambian, y se encuentran aislados y dispuestos a pasar la noche en sus habitaciones, mas a todos les choca encontrarse colgado en la parez, y perfectamente  enmarcado, un poema cuyo título es Diez negritos. Enigmaticamente sorprendidos, todavía ninguno de ellos conoce a su amable anfitrión, aquel, del que recibieron con tanta educación, tan insólito convite.

Pronto saldrán de dudas, al escuchar un disco en el gramófono del salón en el que están reunidos, la inquietud se apodera del ambiente, lo que escuchan los deja atónitos y muertos de miedo, la voz enérgica que oyen ¡les acusa a todos!, uno por uno, de asesinato, reprochandoles agriamente unos crímenes cometidos en el pasado, pero que todavía no han sido resueltos. Por supuesto todos niegan la acusación y reniegan indignados, del que les había parecído hasta entonces, un ignoto, aunque amable anfitrión.

Para más desconcierto, durante la cena alguien repara, en una bandejita con unas figuras humanas de cerámica, son las pequeñas estatuas de diez negritos recostados.

Antes de retirarse a sus aposentos, y cuando ya se encuentran muy asustados, se produce la primera víctima, tal como se describe en el primer verso del poema; y pone a todos alerta, el que en la bandejita de las figuras, ya solo queden recostados 9 negritos, (posteriormente los que permanezcan en ella, serán, 8, 7, 6,  y así sucesivamente), pronto deducen que forzosamente, uno de ellos es el asesino, si,  ¿pero cual?, se preguntan, mientras que ven aterrados, como inexorablemente según dicta el poema enmarcado en la parez, acabarán tristemente por no quedar ninguno de ellos. Todos luchan denodadamente por descubrir al que creen que será su verdugo, y así evitar, lo que parece inevitable. ¿Se salvara alguno?

Literatura. Diez negritos. Agatha Christie. Diez negritos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve.

Literatura. Diez negritos. Ten litte niggers. Agatha Christie. Escritores. Novela. Poesía. Cine. Canción infantil

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Estoicismo. Epicteto, y Agripino, con la seguridad de una roca

Epicteto. Claude Reydellet. Gabado del siglo XVIII by Beyssent

Estoicismo. Doctrina filosófica. Fundada por Zenón de Citio, el año 301 a. de C, en Atenas.

Estoicos. Practicaban el dominio de las pasiones que perturban la vida, valiéndose para ello, de la virtud y la razón.

Preconizan, que se pueden alcanzar la libertad, y la paz espiritual, prescindiendo de la materialidad, la comodidad, y la fortuna externa, a base de razón y la virtud, creen, que siempre nos encontramos presos de alguna situación, de algo, que babosamente, impregnandonos, nos corroe.

Dominadores esclavos, enfermos, o encarcelados, tratan de mostrase, siempre serenos y seguros, no son, (como se cree de ellos), personas abnegadas, y sacrificadas, mas, son serenos, resueltos, y con frecuencia, muestran la seguridad de una roca, en los momentos difíciles y tormentosos.
Se cuentan muchas situaciones que nos llevan a reflexionar, sobre el modo en que estos doctrinarios, epataban a quienes sabían de sus hechos y soluciones.

En una ocasión, un agresor amenazó de muerte a un estoico, le dijo, «Ecúchame con atención, si no haces lo que te mando, morías ahora mismo». El estoico, mirándole limpia y serenamente a los ojos, le contestó, «Tu harás lo que quieras…, yo también lo haré».

Todos, a veces, en la vida, nos topamos, en nuestro camino, con que este, en un momento dado, se bifurca en dos posibles, y ante esto, se nos muestra desnuda, una molesta encrucijada…, si elegimos uno de ellos, se gana algo valioso, mas se pierde también algo, que podría serlo aún más, el dilema es que si se elige la opción contraria, el problema nos es devuelto, como la implacable imagen de un espejo, ¡El problema sigue ahí!

DILEMA Problema que puede ser resuelto, por medio de dos soluciones, aunque, ninguna de las dos, resulta completamente satisfactoria; o por el contrario, las dos, son igualmente aceptables.

Busto del emperador Nerón

Los dilemas pasaron a mejor día con los estoicos

La siguiente historia, acaece en Roma. Encontrándose el emperador Nerón, (del 54 al 68 d C), ejerciendo activamente, sus macabros juegos de arte y muerte, en los que su sublimado y enfermizo gozo, se traducía, en la humillación pública, de los romanos más influyentes del imperio, que eran obligados dramáticamente a mostrarse disfrazados, y a representar en el teatro las obras, de la que él mismo era autor, con el fin, de ridiculizarlos… Un prestigioso historiador romano llamado Floro, aterrorizado, un día, se dirigió raudo y muy nervioso, al domicilio de Agripino, (famoso estoico), en busca de consejo. Ha sucedido algo terrible, le dijo, Nerón me obliga a participar en su horrendo juego de sometimiento, y así humillarme públicamente ante toda Roma, y lo que es más cruel, ante las personas que son mis amigos, todos aquellos que me importan, y a los cuales importo yo. El estoico entonces le contestó dulcemente, «Hace unas horas, recibí la misma orden.»… Y que harás. Agripino respondió, «Tú irás, yo no». Floro desesperado, finalmente dijo, ¿porque tú no, y yo si?, Agripino entonces contestó… «Porque tú te has planteado la pregunta.»

Los remordimientos deNerón después de asesinar a su madre. John William Waterhouse

Acabado ya el periodo de dramatismo, y locura protagonizado por Nerón, y ya en tiempos de Domiciano (del 81 al 96), cruel azote de los filósofos, y en especial de los estoicos, aconteció el siguiente hecho, tuvo la idea el sátrapa, de ordenar a todos los filósofos de Roma, que se afeitaran la barba, bajo la amenaza, de que si no cumplían la orden, serían condenados a muerte, o al terrible destierro. Para aquellos pensadores, y el resto de la sociedad, la barba suponía más que un adorno, era un símbolo, y muchas veces una popular representación. Una delegación enviada por el emperador, comunicó personalmente a Epicteto, la intolerable orden, a la cual él respondió inmediatamente, «No, no me afeitaré». Entonces los soldados, airados le contestaron, atente entonces, a las inevitables consecuencias de tu negativa, morirás ejecutado. Epicteto respondió, «¿Estáis. hablando de este cuenco de barro y este cuartillo de sangre que es mi cuerpo? Hacedlo, solo lo fui recibido por un tiempo».

Finalmente, ni Epicteto, ni Agripino, cedieron al vil chantaje, por lo que fueron desterrados.

Estoicismo. Epocteto y Agripino, con la seguridad de una roca

Estoicismo. Estoicos. Dilema. Epicteto. Nerón. Agripino. Domiciano. Roma

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Arte. Dibujo. Tomás Bartolomé. Recuerdo infantil

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Niño. Dibujo. (2017) Tomás Bartolomé

Un colegio en el pueblo, inmenso de techos muy altos, pupitres de madera y él, aun tan pequeño, que loco está cuando juega libre en el patio.Por las mañanas camina en una nube sin hablar vuela así al colegio donde aprende a ratos y a ratos juega y también pelea y se sube a un árbol y luego baja Todo es alboroto, risas, carreras, balones, pan con chocolate, mientras, trinan alados, en los sobrios y verdes olivos centenarios.

Soledades Alegrías y Otros Poemas

RECUERDO INFANTIL (1907)

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Antonio Machado

Arte. Niño. Dibujo. Tomás Bartolomé. Recuerdo infantil.

Dibujo. Niño. Tomás Bartolomé. Bartolomé. Retrato. Recuerdo infantil. Pueblo. Colegio. Antonio Machado. Machado

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Lovecraft. El que acecha en el umbral. Seres borbojeantes, habitan

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Dibujo del propio Lovecraft fechado el año de su muerte. 1937.

Howard Philips Lovecraft, 1890 Providence USA. Fallece en 1937 en Providence con 47 años.

Mientras lo leas te sentirás desasosegado. Y no sólo mientras lo leas. El texto es impregnante y baboso, como esos seres borbogeantes, que habitan en sus novelas. ¡Te hace sentir miedo!

El que acecha en el umbral. Magnífico titulo, «El que acecha en el umbral», de la cordura; la estrecha línea que separa dos abismos. El ataque a lo convencional, a lo que ya conocemos; de no se sabe que. Mórbida aura de desasosiego… Angustia.

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Dibujo en una página del libro. By TbArt

Preparaos ahora, para una pequeña dosis de terror:

– El protagonista de la novela se encuentra en casa de su primo en Dunwich donde lleva a cabo unas investigaciones.

«EL QUE ACECHA EN EL UMBRAL». HOWART PHILIPS LOVECRAFT

¿No te parece que es un poco temprano para que las ranas croen de esa forma?  pregunté.

Aquí no. Contestó secamente, como queriendo poner fin al asunto.

Yo no tenía deseo alguno de continuarlo, pues sentía como sí mi primo se convirtiese ante mis propios ojos en un ser cada vez más extraño, cuya hostilidad se despertaba con extremada facilidad  y que podía en cualquier momento despedirme de su casa.

Con gusto me hubiera yo alejado de ella, pero mi deber me imponía permanecer a su lado todo el tiempo que fuera posible.

Aquella velada pasó en medio de un silencio molesto, y aproveché la primera oportunidad para retirarme a mi dormitorio. El instinto me advertía que valía más que a aquellas horas no me pusiera a estudiar los viejos libros de la biblioteca, por lo tanto tomé el periódico del día anterior que había comprado en Arkham, y me instalé en mi cuarto para leerlo, pero no fue una decisión acertada, ya que el periódico contenía un comentario anónimo en la página editorial en un espacio consagrado a cartas de los lectores, donde se decía que una mujer anciana en Dunwich había sido despertada varias veces durante la noche por la voz de Jason Osborne.

Ahora bien, Osborne era una de las víctimas desaparecidas cuyos cuerpos habían sido encontrados durante el invierno; había desaparecido poco antes de  mi llegada a casa de Ambrose la primera vez; y la autopsia demostró que Osborne fue sometido a grandes cambios de temperatura donde había estado; pero aparte de eso y el extraño desgarramiento de su carne, nada se había descubierto que pudiera indicar la causa de su muerte.

La carta anónima no había sido escrita por una persona de gran educación, y aseguraba que el cuento de la anciana había sido «acallado» porque «parecía increíble» y proseguía algún tiempo describiendo cómo la anciana se había levantado y contestado y buscado en vano la procedencia de la voz que había oído con tanta claridad, decidiendo, finalmente, que venía de algún lado «junto a ella, o del espacio, o tal vez del mismo cielo».

Howard Philips Lovecraft, 1890 Providence USA. Fallece en 1937 en Providence con 47 años.

Lovecraft. El que acecha en el umbral. El texto es impregnante y baboso como esos seres borbojeantes que habitan sus novelas.

Lovecraft. El que acecha en el umbral. Escritores. Literatura. Novela. Miedo. Terror. 

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Acuarela. Cardoso. El tiempo lleva el dulce verano, al odioso invierno

ACUARELA. CARDOSO

Despues de haber sido degustada por mis ávidos sentidos ahora (reseteados), os mostraré esta magnífica acuarela azul, de Cardoso, que nos descubre al ser humano, absorto en su individualidad activa…,

El tiempo que no para, lleva el dulce verano,
hasta el odioso invierno y allí acaba con el
La savia entre los hielos. Hojas frescas perdidas.
La beldad bajo nieve y ruina en todas partes.

Luego si no quedara, destilando el estío
el líquido cautivo en paredes de vidrio,
la Belleza y su efecto, con ella moriría,
sin dejar ningún rastro de lo que fue su tiempo.

Mas la flor destilada, padecerá el invierno
y aunque pierda su aspecto, persiste en su sustancia.

William Shakespeare

Acuarela. Cardoso. El tiempo que no para, lleva el dulce verano, hasta el odioso invierno y allí acaba con él.

Acuarela. Cardoso. Arte. Pintura. Pintores. Poesia. William Shakespeare. 

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Acuarela. Cardoso. «Que lástima que duermas y se interrumpa el diálogo»

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ACUARELA. CARDOSO

De nuevo, una magnífica acuarela de Cardoso, que aguijonea mis pensamientos endulzándolos, con el veneno de recuerdos de una infancia gravemente envenenada, cuando el arte me enseñó muy pronto las orejas, y mordió dulcemente mi carne, dejándome así, metódicamente herido para siempre.

Es el  puente que me lleva, a sensaciones. Una agridulce y fugaz infancia, de colores sobre cartulina, y recortes de papel brillante, tijeras, y meciéndose, (rendijas en el aire), inolvidable, un olor fuerte a pegamento.

Son las erectas altas torres, telón de fondo nublado. Mi futuro instituto sobre una roca, la magnífica y bella ciudad, son sus elevadas torres, como fueron siempre, un persistente motor inspirador. Hermosas torres.

Me sumerjo. Con mis lápices que no suelto, bajo un arcado dorado puente centenario, pálido reflejo, el agua gris azulada, su fronterizo azul gasa morado, verdoso tenue…,  y siena azafrán aguado.

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Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos cerrados.

Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya empezaba
a vislumbrarte.

Mañana todo habrá cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.

Qué lástima
los signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si entendiste.

Alegría Claribel

La escritora nicaragüense Alegría Claribel, nació el 12 de mayo de 1924 en Estelí, Nicaragua y a menudo refleja la corriente literaria circulante en Centroamérica en la década de los 50/60 y que ha sido bautizada como «Generación comprometida».

Alegría escribe cuentos, novela, poesía. Los derechos humanos, y la denuncia social son tema esencial en sus publicaciones aunque no se olvida como en esta ocasión de la poesía amorosa.

Acuarela. Cardoso. «Que lástima que duermas y se interrumpa el diálogo». Alegría Claribel

Acuarela. Cardoso. Arte. Pintura. Pintores. Poesía. Alegría Claribel

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Cardoso. Acuarela. «Conoce, siente, y juega con el agua»

Acuarela. CARDOSO

«Cardoso, conoce, siente, y juega con el agua»

Cardoso deja fluir los colores y recorre nuevos caminos, solo, con el fiel del norte orientado de su intuición, y los brillantes dibujos estelares, que desde niño conoce.

Guías brillantes de un blanco plata, que le orientan en un gran mapa plagado, de verdes y ocres veredas…

Sagrada esfera, con su innumerable cohorte siempre. Mas a la fuerza, a veces sometida y fiel

Antiguos arcanos le guían, en una (lechosa), pálida noche, en que atrevida, o tacaña, la luna, que es bella y muda, aparece…,

Sugerida, tal vez, (a veces oculta), presentida y siempre activa, altiva (o depreciada), brillante se esconde, entre blancos, delicados, y dulces (lechosos), ovalados almendros.

LA LUNA

La luna se puede tomar a cucharadas
O como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
Y también alivia
A los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
Es mejor amuleto que la pata de conejo:
Sirve para encontrar a quien se ama,
Para ser rico sin que lo sepa nadie
Y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
Cuando no se han dormido,
Y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
Ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
Debajo de tu almohada
Y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
Para cuando te ahogues,
Y dale la llave de la luna
A los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
Y para los condenados a vida
No hay mejor estimulante que la luna
En dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines.

Chiapas, México, 1926. México D.F. 1999.

Cardoso. Acuarela. «La luna es como un sello amarillo sobre un sobre azul oscuro». Oscar Wilde

 Cardoso. Acuarela. Pintores. Pintura. Arte. Jaime Sabines. Luna. Poesía

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Literatura. “Los ojos verdes”. Gustavo Adolfo Bécquer

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer. (1862). Valeriano Bécquer (su hermano, 2 años mayor que él).

El padre de ambos, fue, el también pintor, José Domínguez Bécquer. Eran 7 hermanos. Cuando Gustavo Adolfo Bécquer, tenía 10 años, tristemente, ya todos eran huérfanos de padre y madre.

Gustavo Adolfo Bécquer. Sevilla 17 de Febrero de 1836. Madrid, 1870, (tuberculosis a los 34 años de edad). Es uno, de los más importantes y leídos escritores españoles. Cultivó la poesía alcanzando, la más altas cimas del Romanticismo. Su prosa  también es de una calidad excepcional.

HORFANDAD Y MUERTE

Huerfano muy pronto. Solo tenía 5 años, cuando José María Domínguez, su padre, que era pintor, y descendía de la nobleza holandesa, fallecía, a la temprana edad de 35 años.  Bécquer tenía 7 hermanos; de ellos, él, era de los más jóvenes, había nacido el quinto. Cuando murió su madre, Joaquina Bastida, nuestro protagonista era un niño, de tan solo 10 años. Gustavo Adolfo Bécquer, fallecería también tempranamente, todos su hermanos menos, 2,  ya habían abandonado mortalmente, la fugaz vida terrenal.

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Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte. Vicente Palmaroli. Óleo de 1870 el año de su deceso.

El escritor español del Romanticismo, que más nos aportó a todos en el arte del amor, tacañamente, solo estuvo entre sus contemporáneos 34 años, y enseguida después de su fallecimiento, sus espirituales versos se hicieron universales, y pasaron…, de boca a boca, de corazón, a corazón.

Los primeros estudios los realizó Gustavo Adolfo Bécquer, en San Antonio Abad y después, y con la intención de ser marino, en San Telmo, pero el colegio cerró, y el rumbo de los vientos siempre caprichosos, rolaron súbitamente, en otra dirección. Bécquer, tras la muerte de su madre se había quedado huérfano de padres, y los diferentes hermanos y él mismo, se dispersaron y acomodaron, en otros lugares…, en otras vidas.

MANUELA MONEHAY, ÁNGEL Y MADRINA

Su madrina, se había casado en la madurez tardía, y no tenía hijos, poseía un comercio; Manuela era una mujer culta, no en vano poseia una extensa biblioteca, donde nuestro joven Bécquer, incansable, pudo leer durante unos dos años, todo lo que le permitió la dictadura del tiempo. Primeramente Manuela Monehay, creyó  que lo más conveniente para su ahijado, era que aprendiera el oficio, que ella misma realizaba, mas pronto se dio cuenta, de que el muchacho no era de su mismo parecer, y teniendo en cuenta la ocupación del ya extinto padre, decidió matricularle en clases de pintura con Cabral Bejarano, pero Bécquer pronto abandonaría esta formación, para irse al estudio de pintura de su tío, Joaquín, tambien pintor .

BÉCQUER POETA

Las clases de pintura en el taller de su tío Joaquín, fueron decepcionantes, y al no satisfacer sus propias expectativas, y bajo los auspicios de su tío, que un día le dijo, » Tu no serás nunca un mal pintor sino un mal literato», Bécquer, decidió abandonar definitivamente, los pinceles por la literatura. En  uno de sus paseos con sus amigos por la vega del Guadalquivir, empezó en él un pensamiento muy fuerte, una revelación y una obsesión recurrente, la de marchar a Madrid y conquistar allí, con la literatura. los laureles del éxito…

-«Cuando yo tenía catorce o quince años, y mi alma estaba enchida de deseos sin nombre, y de esa esperanza sin limites, que es la más preciada joya de la juventud, cuando yo me juzgaba poeta»

Y sí, se hizo poeta, y de los más grandes, pero no solo escribió poesia. Seguidamente, una pequeña muestra de la enorme categoría de Gustavo Adolfo Bécquer, también como prosista.

LEYENDAS. LOS OJOS VERDES. Herido va un ciervo que escapa. (Escena, Fragmento).

LOS OJOS VERDES

-¡Alto… ! ¡Alto todo el mundo! – gritó Iñigo entonces -. Estaba de Dios que había de marcharse.

Y la  cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles refunfuñando, dejaron la pista a la voz de los cazadores. En aquel momento se unía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.

¿Que haces? – exclamó, dirigiéndose a su montero, y, en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos. – ¿Que haces imbecil?  ¡Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque! ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos?

– Señor – murmuró Iñigo entre dientes – es imposible pasar de este punto.

–  ¡Imposible! ¿Y por qué?

– Porque esa trocha – prosiguió el montero – conduce a la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salveréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Pieza que se refugia en esa fuente misteriosa, pieza perdida.

–  ¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador… ¿Lo ves… ?, ¿lo ves … ? Aún se distingue a intervalos desde aquí… las piernas le fallan, su carrera se acorta; déjame … déjame… suelta esa brida, o te revuelco en el polvo… ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y, si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitantes.

¡Sus, «Rélampago»! ¡Sus, caballo mío! Si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro.

Caballo y jinete partieron como un huracán.

Iñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados.

El montero exclamó al fin :

– Señores, vosotros lo habéis visto;  me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerle. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí en adelante, que pruebe el capellán con su hisopo.

Siempre quiso escribir  Bécquer, LOS OJOS VERDES  y no solo escribir, también pensó que un día quería pintar aquello que había escrito. Desgraciadamente, no pudo ser.

Literatura. Leyendas. Los ojos verdes. Gustavo Adolfo Bécquer

Literatura. Gustavo Adolfo Bécquer. Bécquer. Escritores. Leyendas. Los ojos verdes. Romanticismo

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Pintura. Tomás Bartolomé. Paisaje en calma. (Calm Landscape)

PAISAJE EN CALMA(Calm Landscape). Tomás Bartolomé.

Óleo Acrílico. Lienzo/Oil, Acrílic, Canvas.

Año 2011. Medidas. 24 x 30 cm.

Soñando con la eterna primavera de la vida…

Poco antes de morir a la edad de 48 años, Rosalía de Castro siguió soñando, y quiso soñando ver, por ultima vez la mar, mas no fue posible; en su casa de Padrón, ¡No…, No se ve el mar! Su hija, menos soñadora, al menos no supo verlo, cuando Rosalía, ansiosa, mirarlo quiso, por póstrera vez, encontrándose (tan cerca, eso creía), junto a su último próximo lecho, ella lo sentía vecino, siempre lo sintió, corría diariamente, alegre o triste, por sus venas de mujer que sabía hablar, con el rumor de las olas, con los pájaros, y el viento. Ahora se acordaba nítidamente de ello. Supo pronto entonces, que ya no estaría sola nunca, y que ella atacada de dulzura en vida, cautivó, amó…, y también fue amada.

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Dicen que no hablan las plantas,

ni las fuentes, ni los pájaros, ni la onda con sus rumores.

ni con su brillo los astros,

lo dicen, pero no es cierto,

pues siempre cuando yo paso

de mí murmuran y exclaman:

Ahí va la loca,

soñando con la eterna primavera de la vida

y de los campos.

ROSALIA DE CASTRO.

Rosalía de Castro. Santiago de Compostela 1837.  Padrón, La Coruña 1885.

Más información. Interesados en esta pintura. contacto@tomasbartolome.com

Pintura. Tomás Bartolomé. Paisaje en calma. (Calm Landscape). Pintores. Poesía. Rosalía. Rosalía de Castro. 

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Arte. Imperio Mexica. Óleo/Mixta. «Ad aeternam la imagen en la imaginación del hombre”

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Imperio Mexica. (2014). Tomás Bartolomé

Oil/Mixta. 2015. 35 cm Largo. 27 cm

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Gambito de caballo en Troya. (Parte del poema).

Ad aeternam la imagen en la imaginación del hombre; la nube como abalorio, como ojo, como L que alguien trazó en el aire. el caballo que murió con las patas rotas y el vientre abierto como reja o ventana; los guerreros que introdujeron los filos en su desesperación como a una funda, como a una aljaba.
Homero Aridjis

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Interesados en esta pintura más información, e mail, contacto@tomasbartolome.com

Pintura. Imperio Mexica. Óleo/Mixta. 2015. Tomás Bartolomé. Ad aeternam la imagen en la imaginación del hombre; la nube como abalorio, como ojo, como L que alguien trazó en el aire.

Pintura. Tomás Bartolomé. Pintores. Imperio Mexica. Óleo/Mixta